viernes, 10 de octubre de 2014

Astrología: ¡¡¡Un disparate astronómico!!!


Tras hacer un repaso histórico de la creencia en los horóscopos, el astrónomo Richard L. Branham afirma que --desde que alumbró hace 40 siglos-- el determinismo astrológico es una superstición en bancarrota.

Pese a que muchos "profesionales" del ramo desean que sus seguidores crean que la astrología encuentra apoyo en la historia de la ciencia, un examen atento del discurso de los pocos científicos que se interesaron en ella prueba lo contrario. La astrología, en fin, es una pseudociencia que no se basa en leyes ni en estudios estadísticos sino en correspondencias puramente mágicas.

Ya está avisado: creer en la astrología trae mala suerte.



La astrología es, sin duda, una pseudociencia duradera. No obstante las muchas refutaciones de esta superstición, algunos siguen creyendo en ella. En este artículo quiero demostrar que la parte clave de la astrología, esto es, la preparación de horóscopos o cartas astrales (son la misma cosa) que los astrólogos usan para "predecir" la suerte de sus clientes, no representa nada mágico. La preparación requiere nada más que la aplicación de trigonometría esférica a las posiciones de los astros en un momento y lugar dados. Cualquiera, con tablas de funciones trigonométricas y efemérides astronómicas, podría preparar un horóscopo. La interpretación del horóscopo es otra cosa y es aquí donde la astrología muestra su falta total de fundamentos científicos y lógicos. Pero antes de hablar de los horóscopos, conviene presentar algunos puntos de la historia de la astrología.

La astrología de occidente nació en Babilonia en el primer milenio antes de Cristo. Es importante destacar que hay sistemas de astrología en oriente, por ej. en Japón y en la China, que no tienen nada en común con la astrología de occidente, lo cual de hecho, constituye una crítica importante contra la astrología. En las verdaderas ciencias, como la física, no hay diferencias nacionales, y por naturaleza no puede haberlas. Las leyes de la física son universales. Hay físicos chinos, japoneses, indios, pero no hay una física china, otra japonesa, u otra india. El hecho de que haya astrologías distintas en dichos países es una muestra de la artificialidad de la astrología y de su falta de universalidad.

En Babilonia se establecieron las correspondencias entre los astros y sus efectos sobre las personas. Pero es importante destacar que no se hizo esto por medio de estudios de personas, de sus características físicas, de su suerte, y de los astros, como aseveran los astrólogos. Más adelante explicaré por qué. Por ahora diré que se establecieron las correspondencias usando un razonamiento mágico, por ej.: "el planeta Marte es de color rojo; asociamos rojo con sangre, y sangre con guerra; entonces, una persona que nace bajo la influencia de Marte es una persona agresiva o violenta". Otro ejemplo: "los peces viven en el agua, por eso se asocia el signo Piscis (peces) con el mar y el alcohol. Un pisciano es atraído por el mar y el alcohol".

También en Babilonia se establecieron las reglas para la preparación de horóscopos. El primer horóscopo data del año 407 a.c.. Desde Babilonia, la astrología se expandió hacia Egipto y Grecia, especialmente después de las conquistas de Alejandro Magno. Los egipcios hicieron pocas contribuciones a la astrología, no así los griegos. Las palabras "astrología" y "astronomía" vienen del griego. "Astrología" viene de "astron" (astro) y "logos" (ciencia), y "astronomía" de "astron" y "nomos" (sistema de nomenclatura). "Logos se encuentra en muchas palabras: biología y geología, por ejemplo, que son verdaderas ciencias. Para los pensadores griegos, como Aristóteles y Platón, la astronomía servía para determinar dónde se encontraban los astros, y la astrología para ver cuáles eran los efectos de los astros, en particular, los efectos sobre el hombre. Estos grandes pensadores elogiaron la "armonía de las esferas". La astrología de los griegos difería de la de los babilonios en un aspecto de suma importancia. Para los babilonios, la astrología era fatalista: cuando uno nacía, su suerte estaba determinada y no se podía hacer nada para evitar el destino. Los griegos no podían admitir la inexistencia del libre albedrío, así es que modificaron la astrología, conformando la astrología catárquica, de la palabra "katarché" (o "comienzo" en griego); esta astrología no es fatalista y admite el libre albedrío del ser humano. El hombre podría, entonces, hacer algo para evitar su destino. La frase que se usó, y que los astrólogos siguen utilizando es "los astros impelen, no compelen".

La astrología entró en el mundo romano con los griegos y floreció en los siglos I y II de la era cristiana. Casi todos los emperadores tenían un astrólogo oficial. El emperador Adriano consideraba como secreto de estado a los horóscopos de altos oficiales del gobierno. Cerca del año 150, el más famoso astrónomo de la antiguedad, Claudio Ptolomeo, escribió en griego su obra magna "El Almagesto", un libro que formó la base de los estudios astronómicos hasta Copérnico. Ptolomeo también era astrólogo, y en su "Tetrabiblos" resumió el conocimiento astrológico de la época. Los romanos volvieron a la astrología fatalista. El emperador Tito, informado por un astrólogo del día de su muerte, verdaderamente murió ese día, maldiciendo a sus "malas estrellas", no obstante haber estado con buena salud. Hubo, sin embargo, algunas voces en contra de la astrología. El famoso Cicerón se preguntó, no sin sarcasmo, si todos los caídos en la batalla de Cannas (en el 216 a.c., uno de los más sangrientos combates del mundo antiguo) habían nacido bajo la influencia del mismo astro.

Con la aceptación del cristianismo en el mundo romano, la astrología decreció en popularidad debido a la oposición de la Iglesia, la cual no admitía la astrología porque limitaba el poder de Dios. Hacia el final del Imperio Romano y durante la Edad Media, la Iglesia encontró argumentos para combatir la astrología. San Agustín usó el argumento de los gemelos astrales; es decir, personas que nacen en el mismo momento en lugares cercanos pero que tienen destinos diferentes. Cuando supo que en una gran haciendo de Africa del Norte nacieron al mismo tiempo el hijo del amo y el de un esclavo, consideró este hecho como un argumento contundente contra la astrología. San Isidro de Sevilla, en el siglo VII, clasificó la astrología como magia negra. El abad anglosajón Aelfric, en el siglo X, usó un argumento similar al de Cicerón: mucha gente con un destino común, como los caídos en una batalla, nacieron en tiempos y lugares distintos.

Pero con el Renacimiento, con el redescubrimiento de Grecia y Roma, también hubo un recrudecimiento de la astrología. Puesto que la astrología del Renacimiento era la catárquica, la Iglesia no puso objeciones y de hecho algunos religiosos aceptaban la astrología, incluyendo algunos Papas. El astrónomo Regiomontano era también el astrólogo personal del Papa Sixto IV. Otros religiosos, sin embargo, mantenían una actitud crítica. Lutero y Calvino consideraban a la astrología como obra del diablo (de esto no hay que inferir que los católicos aceptaban la astrología y los protestantes no. Rético, un luterano y discípulo del católico Copérnico, creía en la astrología, pero su maestro no).

El Renacimiento y la Reforma también vieron un resurgimiento de la ciencia. Durante la Edad Media el universo era el universo geocéntrico de Ptolomeo. Pero Copérnico desplazó a la Tierra de su posición en el centro del universo. Kepler descubrió las leyes del movimiento de los planetas. Galileo y Newton descubrieron las leyes del movimiento de las partículas. La ciencia nueva no concordaba con la astrología, la cual mantenía --y hasta hoy en día sigue manteniendo-- sus principios basados en el universo geocéntrico (veremos más adelante cómo el geocentrismo entra en un horóscopo). Debido a esto, los científicos perdieron interés en la astrología, a la cual consideraban una doctrina refutada. Los astrólogos muchas veces desean que la gente piense que en la historia de la ciencia se encuentra apoyo para la astrología. Mencionan a menudo que Kepler preparaba horóscopos, y que cuando se estableció el Observatorio Real de Greenwich, el 10 de agosto de 1675, el astrónomo Real, John Flamsteed, confeccionó un horóscopo para el observatorio. Lo que los astrólogos nunca mencionan es que Kepler preparaba horóscopos para ganarse la vida, pero escribió, sin embargo, que la astrología "es una hijastra necia de una madre respetable, la astronomía"; y lo que los astrólogos tampoco dicen es que el horóscopo de Flamsteed incluye la inscripción "risum teneatis, amici" ["¿no tienen que reír, amigos?"].

En la Era Moderna, la astrología no recibe apoyo de ningún verdadero científico. Por el contrario, muchos han condenado públicamente a la astrología, como una superstición sin base científica alguna. Aunque la astrología mantiene su popularidad, la gente que cree en ella no tiene una formación científica.

Ya que he relatado un poco de la historia de la astrología, voy a hablar acerca de la preparación de horóscopos. Conviene presentar antes algunas definiciones astronómicas. Cuando observamos el cielo en una noche despejada, las estrellas y los planetas aparentan estar ubicados en una esfera. Esta esfera se llama "esfera celeste". No existe realmente; es sólo una ilusión óptica que se debe a las grandes distancias entre los astros. El ojo humano no tiene percepción de la distancia de los astros, y pone a todos a la misma distancia. El efecto, entonces, es el de una esfera. Hasta el tiempo de Copérnico se pensaba que la esfera celeste existía. Se tomaba como una esfera cristalina. Hoy sabemos que no es así, pero los astrónomos siguen con la terminología de "esfera celeste". La proyección del ecuador de la Tierra a la esfera celeste se llama "ecuador celeste". Durante el año, el Sol sigue un círculo en la esfera celeste que se llama "eclíptica". La eclíptica está inclinada aproximadamente 23,5 grados respecto al ecuador. La intersección de la eclíptica con el ecuador se denomina "primer punto de Aries" o "equinoccio de marzo". En el transcurso del año el Sol pasa por varias constelaciones. Los babilonios dividieron por primera vez las estrellas que estaban cerca de la eclíptica en las 12 constelaciones del zodíaco. Cada constelación abarcaba 30 grados de la eclíptica. El ancho del zodíaco era de 18 grados. Las 12 constelaciones son: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario, y Piscis. Estas constelaciones se miden desde el primer punto de Aries. La contribución de los egipcios a la astrología fue la división de cada constelación del zodíaco en 3 partes iguales de 10 grados que se llaman "decanatos". Los decanatos se usaban mucho en la astrología del Renacimiento, y hasta hoy algunas escuelas astrológicas siguen usándolos. La Fig. 1 muestra la esfera celeste con la eclíptica y el ecuador,


y la Fig. 2 las constelaciones zodiacales.


Es importante destacar que la división del zodíaco es completamente arbitraria. Otras culturas usaron divisiones diferentes. En América, los Toltecas dividieron la eclíptica en 20 constelaciones. Los chinos usan 24 ó 28 divisones. Además, la definición moderna de las constelaciones, hecha por la Unión Astronómica Internacional (UAI) en 1928, no corresponde con la de los babilonios. Con la definición moderna, el Sol no pasa por 12 constelaciones sino por 14; hay que agregar Ophiuchus y Cetus.

La preparación de un horóscopo comienza con la proyección del zodíaco sobre una carta circular como se observa en la Fig. 3.


El centro de la carta corresponde al lugar donde el sujeto nació. Para preparar un horóscopo hay que saber la latitud y longitud del lugar, y el momento del nacimiento. La razón es obvia: el aspecto del cielo depende de esos parámetros. La configuración de las estrellas en el cielo es totalmente distinta a las 21.00 que a las 3.00. Las constelaciones que estaban en el horizonte ahora están alto en el cielo, otras han desaparecido por debajo del horizonte, y la luna tal vez haya aparecido o desaparecido. Por ello, los horóscopos que aparecen en los diarios --que no están basados en una información precisa-- no pueden decir nada concreto, y de hecho constan de perogrulladas. Hasta muchos astrólogos "profesionales" los miran con desdén.

No obstante esta diferencia de opinión entre algunos astrólogos, hay una acusación a la cual todos los astrólogos tienen que contestar. He hablado de las constelaciones del zodíaco. Los astrólogos hablan de "signos", del signo de Tauro, no de la constelación de Tauro. ¿Por qué? Resulta que el eje está en movimiento lento, trazando en un período de 26.000 años un círculo en el espacio, como lo indica la Fig. 4.


Precesión de los Equinoccios: el eje de rotación de la Tierra traza un círculo en la esfera celeste. Actualmente la estrella Polaris está casi encima del Polo Norte; hace 5000 años fue la estrella Thuban; en el año 14000 será Vega. En 26000 años Polaris se ubicará otra vez sobre el Polo norte.


Como consecuencia, la intersección de la eclíptica con el ecuador también está en movimiento en el mismo período. Este movimiento, que se llama técnicamente "precesión del equinoccio", tiene el efecto de desplazar lentamente el primer punto de Aries por todas las constelaciones del zodíaco. Los babilonios establecieron las constelaciones del zodíaco aproximadamente en el 150 a.c. Pero debido a la precesión, el primer punto de Aries, que ellos utilizaban para definir la contelación de Aries, actualmente está en Piscis. Todas las constelaciones se han desplazado unos 30 grados con respecto a las posiciones que tenían en el 150 a.c. La Fig. 5 indica el desplazamiento de los signos (rectangulares) respecto de las contelaciones (figuras irregulares con líneas quebradas) según la definición moderna.


Desplazamiento de Signos debido a la Precesión: las líneas continuas

Indican los signos según su definición babilónica para el año 150 AC, y las líneas quebradas indican las constelaciones según la definición moderna (Unión Astronómica Universal en 1928) y en la época actual. Debido a la precesión(entre el 150 AC y la actualidad) la constelación de Aries, por ejemplo, está casi totalmente dentro del signo de Tauro.

La mayoría de los astrólogos ha optado por distinguir entre los signos y las constelaciones. Según ellos, los signos y las constelaciones coincidieron en el año 150 a.c., pero ahora no. El efecto astrológico está asociado con el signo, que permanece constante respecto del primer punto de Aries, no así la constelación.

Una minoría opta por usar las verdaderas constelaciones. Según este grupo, el efecto astrológico está asociado con una constelación. Estos 2 grupos se llaman astrólogos "tropicales" (los que usan los signos), y "sidéreos" (los que usan las constelaciones).

Ahora, una pregunta obvia sería: ¿qué sistema debe usarse? Una verdadera ciencia, como la astronomía, haría estudios estadísticos para ver cuáles son los efectos de las constelaciones y de los signos sobre el destino de la gente y, sobre la base del análisis estadístico, optar por uno de los 2 sistemas. Pero los astrólogos jamás han presentado un estudio detallado, con los datos, las técnicas estadísticas empleadas, etc. Entonces, optar por la astrología tropical o por la sidérea es una cuestión de gusto, no de lógica. La astrología, por ende, de ninguna manera puede ser considerada una ciencia: las leyes de la ciencia derivan de la naturaleza y son inexorables.

Sea como fuere la manera de elegir, ponemos los signos o las constelaciones en el horóscopo. El signo que está subiendo en el horizonte se llama "ascendente",el signo que baja, "descendente", y el punto más alto del horóscopo, "medium coeli" (M.C.).

Con los signos puestos, agregamos el Sol, la Luna, y los planetas. Las posiciones de estos astros se obtienen de publicaciones estándar o por un programa de computadora. Esta fase de preparación es totalmente mecánica. Luego hay que agregar las casas, parte interior del horóscopo que se parece a los rayos de una rueda de bicicleta. Según los astrólogos, los signos controlan las características físicas de una persona y las casas su suerte: relaciones amorosas, dinero, etc. Pero hay un problema con las casas: nadie sabe cuál es su origen, y hay por lo menos 30 sistemas para calcularlas. La Fig. 6 muestra 4 de los sistemas, pudiéndose apreciar las enormes diferencias entre éstos.


Cuatro Sistemas de Casas: obsérvese la gran diferencia de tamaño entre la Casa 1 en el sistema de casa iguales (arriba izquierda) y la misma casa en el sistema de campano (abajo izquierda). La casa 9, que abarca 30 grados con casas iguales, casi no existe en el sistema de campano (calculadas para la latitud de Londres, 51,5 gradosN.)

Obviamente, la suerte de una persona depende del sistema que usemos. Aquí se puede formular la misma pregunta que se hizo antes acerca de la astrología tropical y la sidérea: ¿han hecho los astrólogos estudios estadísticos para averiguar qué sistema se corresponde mejor con la realidad? La respuesta es no. Se usa un sistema en lugar de otro meramente por razones de preferencia o conveniencia. Para colmo de males, dos de los sistemas populares, el de Koch y el de Plácido, no pueden generar horóscopos para latitudes más al norte que el Círculo Artico y más al sur que el Círculo Antártico. Pero el 0,3% de la población de la Tierra, es decir 12 millones de personas, viven en estas regiones. Si soy residente en la ciudad de Murmansk, en la Unión Soviética, una ciudad con 300.000 habitantes, y voy a un astrólogo, él no puede calcular mi horóscopo usando dos de los sistemas más populares de casas. ¿Cuál es mi destino astral, entonces? ¿Es razonable pensar que mi destino depende de una definición arbitraria para las casas? ¿Es razonable creer que, si el astrólogo usa las divisiones iguales de casas puede predecir mi destino, pero si usa arbitrariamente el sistema de Plácido no? Este es en sí un argumento contundente en contra de la astrología, y otra refutación de la aseveración de los astrólogos según la cual su doctrina es una ciencia.

Agregando las casas ya tenemos el horóscopo completo, como lo muestra la Fig. 7.


Horóscopo completo: Respecto a la figura 6, hemos agregado los planetas, el Sol y la Luna. Los signos se han desplazado 270 grados debido a la diferencia de 18 horas entre las 2:15 y las “20:15 para el día 2 de agosto de 1909.

Repito que la preparación de un horóscopo corresponde nada más que al uso de posiciones de los astros y signos o constelaciones para un momento dado y para una latitud y longitud dadas. Se puede computarizar totalmente la confección de un horóscopo. La interpretación es otra cosa. Ya he indicado algunas objeciones en contra de la astrología, las cuales surgen en la confección de horóscopos. Hay otras. Se puede apreciar que el horóscopo es completamente geocéntrico. Mi carácter y destino dependen de los efectos de los astros sobre mi lugar de nacimiento. No se toma en cuenta en absoluto la estructura del universo o del sistema solar, en particular el hecho de que el Sol es 260 millones de veces más masivo que la Luna, que el planeta Marte está más cerca de la Tierra que Saturno, que algunos asteroides tienen un mayor efecto gravitatorio sobre la Tierra que Plutón, y muchas otras consideraciones. La astrología mantiene el punto de vista geocéntrico de Ptolomeo: la revolución copernicana, el desarrollo de la mecánica de Newton, la teoría de la relatividad, y la física cuántica, es decir, los grandes adelantos de 5 siglos en nuestra concepción del universo no influyen en absoluto en la astrología.

Escribí anteriormente que, no obstante las aserciones de los astrólogos, la astrología nunca ha determinado empíricamente cuáles son los efectos de los signos, los astros, etc. sobre el carácter o el destino de la gente. La razón es muy sencilla: hay demasiadas variables en un horóscopo. Hay 12 signos, 12 casas, el Sol, la Luna, 9 planetas.
Además, ciertos ángulos que llevan nombres como "trino", "sextil", "oposición", poseen importancia para ampliar o dismimuir la influencia benigna o maléfica de un astro. Y los signos se agrupan en signos masculinos y femeninos, en polaridades activas y pasivas, en triplicidades de ígneos, terrenos, aéreos y acuosos, en cuadruplicidades de cardinales, mutables y fijos. Además, el ascendente y en signo donde está el Sol, el signo solar, asumen una significación especial. Considerando todas las combinaciones hay 100 mil quintillones (un 1 seguido de 35 ceros) de posibilidades. Si estimamos la población desde el tiempo de los babilonios, el mundo ha tenido alrededor de 500 mil millones de habitantes. Si los astrólogos hubieran calculado horóscopos para cada uno, habrían examinado sólo el 0,00000000000000000000005% de las combinaciones posibles de signos, astros, aspectos, etc.!!! La astrología, por ende, no recibe sus leyes de interpretación de horóscopos de estudios estadísticos sino, como mencioné antes, de correspondencias mágicas.


Puesto que hay tantas combinaciones posibles, no es raro que un astrólogo, analizando el horóscopo de una persona conocida, pueda hallar en él algo que corresponda al carácter o historia de la persona en cuestión. Por eso uno puede visitar a un astrólogo y estar muy satisfecho con la interpretación. Pero cuando los astrólogos analizan horóscopos sin tener datos del individuo analizado, los estudios estadísticos indican que los análisis de los astrólogos fracasan totalmente y coinciden con interpretaciones al azar. En otras palabras, la astrología carece totalmente del poder de pronosticar. Por ello, muchos astrólogos se rehúsan a preparar horóscopos si no pueden consultar con el cliente.

ABSTRACT
Reviewing the historic belief in horoscopes, astronomer Richard Branham concludes that from the time of its conception in Mesopotamia 4.300 years ago, astrological determinism could never attain credibility. In spite of astrophiles’ desire to convince their followers that the history of science supports a belief in astrology, a careful examination of the opinions of the few scientists who attempted to study its cla-ims, proves the contrary. Astrology is undoubtedly a pseudo-cience, since it doesn’t establish its laws interpreting statistical data or base them on the study of astronomy, but by uncritically proposing magic correspondences.

BIBLIOGRAFIA DE CONSULTA

Existen algunas publicaciones donde el lector puede encontrar más información sobre refutaciones a la astrología, como algunos de los tests estadísticos mencionados anteriormente. Uno de los mejores libros es "The Gemini Syndrome: A Scientific Evaluation of Astrología" (El síndrome Géminis:una evaluación científica de la astrología), de R. B. Culver y P. A. Ianna (ambos miembros consultores del CAIRP), Prometheus Books, Buffalo, N. York, 1984 (Las Fig. 4 y 6 pro-vienen de este libro). "Astrology Disproved" de L. E. Jerome, Prometheus Books, Buffalo, N. York, 1977, discute la falta de fundamentos científicos de la astrología y argumenta sobre el hecho de que la astrología se basa en los "principios de corres-pondencia" de la magia. Una de las pruebas esta-dísticas que refutan más contundentemente a la astrología basada no sólo en el signo solar sino en interpretaciones de horóscopos completos es "A double-blind test of astrology" (Un test de astrología a doble ciegas) de S. Carlson, en Nature, Vol. 318, pp. 419-425, 1985. Hay muchas refutaciones de la astrología en la revista "The Skeptical Inquirer", que se puede consultar en la biblioteca del CAIRP, en Buenos Aires. El autor de este artículo, que reside en la ciudad de Mendoza, dispone de la colección de "The Skeptical...

Ya en un plano de divulgación, el periodista Leonardo Moledo publicó en fecha reciente un excelente artículo titulado "Astrología: entre el mito y el miedo" (Clarín Ciencia y Técnica, Buenos Aires, 15 de mayo de 1990).

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