Cada tanto vemos en las noticias a personas asesinadas durante rituales afrobrasileños, en conjunto llamados "rituales umbanda". Ocurre que denominarlos de esa manera es incorrecto, ya que la religión umbanda tiene determinadas características y llamar de esa manera a todos estos ritos y cultos es engañoso. Por eso en este artículo se usará en su lugar el término religión afrobrasileña. Aunque hay que hacer observar que muchos de estos se hacen llamar umbanda aún sin serlo, ya que por sus caracterísitas se asemejan más a la kimbanda, el candomblé, la santería o incluso al vudú.
La pregunta que nos hacemos es ¿cómo hacen estos cultos para atraer a tanta gente entre clases humildes?
Aunque digan que es un lugar común lo cierto es que entre esas clases vemos la ausencia del Estado. No hay trabajo, no hay educación, no hay salud, ni hay integración. Gente librada a su suerte. Y ese abandono se refleja también en esa faceta: La religiosa.
Resultando las religiones institucionalizadas (fundamentalmente el cristianismo, tanto católico como protestante) muy lejanas y muy estrictas ese hueco de espiritualidad que se necesita para sobrellevar la dura realidad es ocupado por el primer profeta/sacerdote/maestro que pasa por ahí.
Antes que la solemnidad de curas o pastores resulta mucho más cercana una religión con muchos dioses en vez de uno y con rituales más "interesantes" que simples misas o sermones. De la misma manera que resulta más sencillo avocarse a una religión (la que sea) en vez de simplemente tomar uno las riendas de su destino y trabajar por mejorar. Esta es la facilidad de la facilidad.
Y los cultos terminan frecuentemente en el delirio y la demencia. Sacrificios animales, rituales llenos de excesos y, en algunos casos, sacrificios humanos. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI haya gente que crea que por matar un gallo y prender un par de velas es capaz de hacerle mal a alguien? ¿Quién puede ser tan ignorante de creer que una persona es la encarnación de un espíritu y que por eso la tiene que matar?
La falta de de educación, la falta de oportunidades y la necesidad de encontrar válvulas de escape son un campo fértil para los estafadores o, lo que es peor, los psicópatas. No es casualidad que estas religiones hayan surgido entre clases bajas que mezclaron sus religiones (ocultismo, cultos africanos, mitos indígenas, catolicismo).
¿Cuál es la solución? Muy sencillo: La educación y las oportunidades. Cuánto más instruida tenga la gente y más herramientas tenga para su progreso menos necesidad tendrá de recurrir a esta clase de instituciones inútiles.
Pero mientras tanto habrá que seguir viendo estos hechos en las páginas de los suplementos policiales. Porque el Estado que permite que pase tampoco se molesta en evitarlo y perseguirlo. No impiden ni persiguen la droga, no impiden ni persiguen el delito. Tampoco impiden y persiguen la enajenación mental.
Notas
* Se sabe que en Argentina existen organizaciones que supuestamente nuclean a la "verdadera" religión africanista. Sin embargo en este caso nos referimos pura y exclusivamente a los cultos irregulares que no están en el registro nacional de cultos y dependen sólamente de la voluntad del pae o mae de turno.
* Sobre esas religiones africanistas oficiales nuestra crítica es la misma que hacia cualquier otra religión.
* No es la intención de este blog pretender que se prohíba ninguna religión ni culto, siempre y cuando ésta no vulnere los derechos humanos o la saluda (física o psíquica) de sus miembros. En ese caso no hablamos de cuestiones filosóficas, ya hablamos de materia penal.
* El autor también es consciente que estas religiones no son exclusivas de clases bajas y que también tienen presencia este clases medias e incluso clases altas. Pero, nuevamente, este artículo se refiere a una situación puntual.
* Lo mismo que se dice acá puede usarse para referirse a otros espiritualismos similares que tienen éxito entre las clases bajas, como ser los brujos que hacen amarres o cortan trabajos, los curanderos que cobran por su trabajo o los adeptos a cultos tradicionales (San La Muerte, el Gauchito Gil, etc.) que organizan sus mini-templos. Incluso se puede agregar a aquellos supuestos pastores que crean iglesias evangélicas sin ningún tipo de aval o autorización.