Uno de los pilares de la teoría freudiana es el desarrollo psicosexual del individuo:
En la psicología freudiana, el desarrollo psicosexual es un elemento central de la teoría psicoanalítica de las pulsiones sexuales que sostiene que el ser humano, desde el nacimiento, posee una libido instintiva (energía sexual) que se desarrolla en cinco etapas. En esta teoría, desarrollada hacia finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Freud propone un concepto ampliado de la sexualidad humana, idea revolucionaria en su época, que postula la existencia de una sexualidad infantil, cuyo desarrollo está organizado en fases. Cada una de estas fases está caracterizada por una zona erógena que es la fuente de la pulsión libidinal durante esa etapa. Estas fases son (en orden de su aparición): oral, anal, fálica, de latencia y genital. Freud creía que si durante cualquiera de estas fases el niño experimentaba frustración sexual en relación a cualquier estado de desarrollo psicosexual, el/ella podía experimentar ansiedad que podría persistir en la edad adulta como una neurosis, un trastorno mental funcional. (Wikipedia)
Hay que hacer varias anotaciones sobre estas ideas. En el pasado en este blog ya se ha hablado sobre el psicoanálisis (ver aquí o aquí). En este caso vamos a profundizar en este tema que tanta polémica generó en su momento y que hoy es considerado una especia de verdad irrefutable.
Debe señalarse en primer lugar que la teoría psicoanalítica peca de simplista, ya que es monocausal. Freud explica todos los trastornos del adulto en virtud de sus traumas sexuales cuando niño. Se puede afirmar que Freud tenía una verdadera obsesión con el sexo.
En segundo lugar, las observaciones experimentales que confirman este desarrollo psicosexual se basan en experiencias de psicoanalistas con pacientes niños. Pero los testimonios recogidos de esos niños (el caso más famoso es el del Pequeño Hans) fueron recuerdos forzados o interpretados por los analistas. En otras palabras, eran los "doctores" quienes amoldaban lo que decían los niños y quienes les decían cuáles eran sus recuerdos reales.
En tercer lugar, desde el punto de vista neurológico la teoría freudiana hace agua por todos lados. La idea psicoanalítica dice que las personas desde su nacimiento tienen impulsos sexuales. Pero resulta que no es así. El psicoanálisis llama "pulsión sexual" a cualquier sensación placentera.
Lo cierto es que el principal órgano sexual del ser humano es el cerebro y las áreas relacionadas con la sexualidad (hipotálamo e hipófisis) no se encuentran plenamente desarrolladas hasta después de los cuatro años. También a partir de esa edad aparecen las diferenciaciones sexuales (dimorfismo), claves en el desarrollo posterior de la orientación e identidad sexual durante la pubertad. ¿Cómo puede hablarse entonces de "sexualidad infantil" antes de esa edad? Mejor dicho ¿a qué se refiere Freud con el término "sexual"?
Dentro de este enjambre de ambigüedades aparece el complejo de Edipo que dice que los niños de entre tres y seis años quieren matar a su padre para tener relaciones sexuales con su madre. No tiene sentido refutar algo semejante: A esa edad un niño no tiene ese tipo de ideas.
Por otro lado, se sabe de bebés masturbándose o incluso de fetos. Eso contradice totalmente la teoría freudiana que dice que esas actitudes no ocurren sino hasta la etapa genital (desde los seis años).
Conclusiones:
_No existe una "sexualidad infantil" y no se la puede confundir con el placer simple y llano
_A partir de los 4 años comienza el desarrollo sexual del individuo, no desde el nacimiento
_A esa edad no se tiene la suficiente madurez sexual como para sentir el deseo de tener relaciones (complejo de Edipo)
_Aún si este concepto existiera, no se puede aplicar para explicar todos los problemas psicológicos de las personas
Ver también
Refutación en el blog Sobre -o contra- el psicoanálisis.